De temas de amor jovial hoy, mi traviesa Musa,
olímpica, os inquieren los exhaustos viajeros
que vienen de Micenas, de Egipto y Sirenusa...
Peregrinos, que en busca de amores hechiceros
vais por el globo aguzando jovial cornamusa,
o entonando rondeles, o paciendo corderos:
la Musa su secreto a confesar se rehúsa;
por lo tanto continuad vuestros pasos ligeros...
Cifrad la pingüe dicha en la mujer harmoniosa
macerada de ungüentos de mi amiga, la rosa,
y de testa adornada con el lauro del día.
Yo, en triunfal caravana de una carnestolenda,
entre medio del fango, voy surcando la senda
de la dicha perenne. ¡Afrodita es mi guía!