Mi ángel azul entró
para alegrar mi existencia
en la fría habitación
que iluminó su belleza
de aquella oscuridad
que había en mí, algo incierta.
Su sonrisa, cautivó todo
aquel trájico momento
que la tensión producida
consumía todo mi cuerpo.
¡Esa boca! ¡esa mirada!
con sus risas, me hacía
pensar que ella era
la simpatía hecha vida.
Arcágeles a su lado, como clones,
protegiédola, llegaron al cielo
que trasnformé de aquel infierno,
desde el instante que yo miré sus labios.
Deseos embriagaron mi mente
de poseerla o dejar
que me ungiera de grilletes
y no pudiera de su vera escapar.
Varios fueron los encuentros
donde nuestros ojos se besaron,
volviendo ella a su palacio...
yo a mi chabolo olvidado.
Sevilla 25 de Enero de 2016