Cuando dos almas eternas se aman
en torno a ellas madeja se forma,
nudo apretado en las sombras las une
en cada vuelta de un lazo se funden.
Es sobrehumana la unión de las almas
se hacen raíces profundas y eternas,
luego se afianzan tan hondo en la esencia
que ni la muerte las rompe jamás.
En largo abrazo se nutren felices
ya se han trenzado raíces de ambos,
ni desatar se pudiera intentarlo.
En carne viva se siente el dolor
ya que en mi herida brotara su sangre
y si sus manos curaran la llaga
se ceñirían aún más en el fondo.
Lupercio de Providencia