Norberto Osvaldo Algarin

Afrodita

Esa que ves, medio amorosa, medio insensata,

que en mis jardines fuera fiel numen de pinceles,

es quien concentra el rojo del rubí y la escarlata

 en sus labios de fresas, de pétalos, de mieles.

 

Del Olimpo, donde tiene su etérea escalinata,

a regar viene mi limbo de rosas y laureles,

y sentencia a dictarle a aquélla niña ingrata

sembradora en mi alma de espinas y claveles.

 

De la fúlgida boca del que Hefesto fue dueño,

cuya sacra influencia fue siempre extraordinaria,

saldrá mi negra adelfa o mi blanco beleño...

 

Venus: riega mi limbo en mi noche solitaria

de laureles y rosas con tu dedo sedeño

y serás, desde entonces, mi Dea pasionaria.