Somos dos almas desfiguradas por apariencias que valen menos que nuestra felizidad.
Somos aves que vuelan al reves por no saber mirar atras.
Somos valientes personas que por hacer cosas heroicas, mueren.
Somos dolores susurrados entre las copas de un bar,
y momentos de soledad en un parque.
Somos rencores que empiezan como grandes explosiones,
y se escapan como notas tenores en el viento.
Somos parte del olvido y parte de un invierno,
que hielan las farolas mientras comen nieve,
en esta cuidad tan abandonada por la moral del amor.
Somos los deseos ocultos e íntimas caricias,
que hemos perdido por ganar distancia.
Somos los besos de otros que nos hacen recordar,
que no dejan empezar de nuevo.
Somos la sal salpicada en las heridas que tratamos de cerrar.
Somos la sombra de nuestro pasado que nos sigue al caminar.
Somos las mentiras que nos repetimos antes de cenar.
Somos las mentiras. Somos el adios.
Somos el amor inexplicable que tratamos explicar.
Somos la tiniebla y el crepúsculo.
El sol y lo divino. La sagre de Cristo.
Somos las cosas bellas que hemos visto.
Somos los veranos del pasado, que pasaron sin darse cuenta.
Somos las falsas ilusiones que uno se inventa;
para caminar, y seguir caminando.
Para volver amar y poder seguir amando.
Somos las paredes que siguen girando.
Somos los cuartos que siguen hablando.
Las malditas canciones de las que estamos hartos.
De los rescates que no rescatan.
Del frio de otros brazos.
Malditos sean estos dias
de no levantarme a tu lado.