Aveces recuerdo que te odio.
Que mi odio hacia a ti es casi, o igual de intenso que el amor que te tengo.
Puedo ver tus ojos y el mar de angustia que veo en ellos, me duele...
¿Debería dolerme? ¿Después de todo lo que me hiciste y dejaste de hacer?
¿Después de dejarme llorar tu nombre durante tan tiempo y sentir que mi alma y mi vida se iban en mis lagrimas por el dolor que tu me causaste?
Respóndeme, ¿seria justo?
Tengo esta voz aquí dentro que te tiene tanto odio. Tanto desprecio... Debería irme y dejarte consumir en tus propios arrepentimientos. Debería dejar que tus demonios te quemen. Debería, debería pero no lo hare.
No lo hare porque no importa cuanto sea mi dolor contenido, cuanto sea el odio que te tengo, ninguno de ellos supera o iguala mi amor hacia a ti.
No importa lo que hagas, no voy a dejarte.
Me quedare aquí a matarte lentamente, pero no te dejare morir solo.
Me quedare aquí viendo como te quemas, calmando tu fuego.
Me quedare aquí, contigo.
Para siempre, por que te entregue mi corazón y lo rompiste pero en los pedazos esta tatuado tu nombre y en mis ojos estan tus lágrimas.
Me quedare en tu infierno, y te quemaras. Pero yo me consumire a tu lado.