andrea barbaranelli

¿Conoces la tierra?

                                            ¿Conoces la tierra

                                            donde florecen los limones?

                                                      Goethe

 

 

Cuando niño, la Navidad

tenía el perfume de las mandarinas

que se sacaban del papel de seda

para colgarlas de las ramas del árbol

junto con las bolitas multicolores de vidrio.

Había, en la Navidad de mi infancia,

un soldadito de hojalata que tocaba los platillos

avanzando con dos piernas

rígidas y tambaleantes;

había los indios de barro cocido

con diademas de plumas coloradas

y los cow-boy de a caballo, para jugar

en la pradera del salón, entre cañones y cerros

de libros amontonados, pero la cosa más bella

era el perfume de las mandarinas colgadas

de las ramas del árbol, entre velitas de cera.

Era el perfume de una Navidad llena de un sol

que inundaba los cuartos y desterraba

el frío del viento norte.

Era el perfume de una Navidad de zumos

de un país de cuento, donde los frutos dorados

brillaban entre las verdes hojas de los árboles.