argantonio

Ábranse las puertas

Hay académicos muy bestias y viriles,

que no quieren mujer en la academia,

estos plumíferos padecen de una anemia

mental, solo son correveidíles.

 

La cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda,

y Emilia Pardo Bazán fueron poetas de ínclita altura,

les cerraron sus bocas con férreas cerraduras,

solo las querían para criar gusanítos de seda.

 

Ábramos la mente y el corazón,

y cerrémonos al fanatísmo,

que de nadie es el arte monopolio.

 

Demostremos que de nadie es la razón,

no hay mayor fe que el altruismo,

impedirle a la mujer las letras, es un expólio.