Cuando una celebración nos premia
la vida común pareciera mas brillar;
somos niños de florecida luz nueva
volando cual luciérnagas su festival.
Al encontrarnos en sentidas miradas,
esa identidad del corazón es hablar;
se funden entre lágrimas y palmadas
un abrazo con ladrillos de felicidad.
Viva fogata con afecto que se recrea
es gota divina siendo del cielo mar;
humano fuego su llama se destella,
celestial la esencia que sabe lograr.
Un anhelo, el de elevarse cada alma;
una realidad, hoy como nunca amar;
pedir amor en todos y a cambio nada
es desearles salud, paz y prosperidad.