Impávida sostienes la balanza
mítica figura en la refriega
a veces das destellos de esperanza
pero fallas al final porque eres ciega.
Perdona si a tus plantas yo reniego
y te ofendo a rabiar con mis agravios
pero entiende que mis fuerzas no repliego
y no tengo la cultura de los sabios.
Mis ardientes súplicas renuevo
postrándome de pie ante tu imagen
y siendo pecador aún me atrevo
a pedir que tus ojos se destapen.
Entonces en tu regio pedestal
en la página dorada de la historia
con tu puño pondrás punto final
y un designio divino de victoria.