Vengo de dentro de mí
y voy más dentro aún.
Soy la luz que muestra
la fealdad del techo del cuarto,
las arrugas de las paredes,
soy la luz que ilumina al ser
pero dibuja lo cierto.
Son sus rayos que desnudan la realidad
los que subvierten el orden,
los que van contra la ley
y acariciando la nada,
tocando la vida urgente,
vierten su pis sobre el poema,
haciendo de la muerte
lo que hay al final de una línea recta.
Son esos rayos los que hacen de la luz
centella.
Vienen de lejos
y van más lejos aún.