Soy resplandor oculto en este instrumento
de cuerdas,
de nervios,
de preguntas crónicas que enferman,
para saber si tiene sentido la vida
dispongo de la espalda, para sostenerme,
para construir los hechos
que un día serán solo fantasmas,
te abrazo ahora,
aún, no se me han desaparecido los brazos,
quiero volver a verte
antes de que se rompan los espejos,
ahora que sabemos que la vida es solo abreviatura de la muerte,
ahora que sabemos que la manzana será devorada por gusanos,
a la hora, que aun puedo mirar cerca del agua el cántaro roto,
antes de romperme.
Aprendí o no sé si lo he sospechado
quieren matárnos,
lo sé, porque llegan como palomas las cuentas
del agua, de la luz, del gas.
La vida también vendrá a cóbranos con la muerte,
te has quedado callado, en medio de este valle de mudos,
el mutismo, es el hallazgo silencioso para los oídos
que buscan hallar tu voz en alguna parte,
mientras hago los cálculos para la supervivencia
me visita tu fantasma,
tu silencio,
la ceguera de no verte.
Estoy poniendo café sobre la tarde,
otra tarde, para bebérme,
me sigue sobrando una taza,
y tu adiós me sigue cobrando.
Estoy poniendo la otra mejilla sobre la mesa.