La suave luz del ocaso
aura de un peplo inasible;
Las nubes albo pegaso
de algún tintán invisible.
En un postludio de soles
y un ditriambo de alabastros,
de su peplo de arreboles
Hera desnuda los astros.
Los mortales en su sueño
van prendiendo las hogueras
guíanse con prendido leño
bajo egipciales palmeras
y en un presagio aguileño
Zeus prende las mil esferas.