¡Oh mujer de perfectas curvas!
Que me haces experimentar
El éxtasis de la vida
Entre tus piernas.
¡Oh mujer de todos y de nadie!
Que con tus caricias
Me haces volar hasta el amanecer.
No es necesario amarte,
Se que no me amas y yo no te amo
Pero tus frágiles labios rojos
Me hacen tocar las estrellas.
Mujer mía, mujer de una noche,
Ahora puedes marcharte,
Ya ha amanecido
Y has cobrado lo justo.
© Antonio Quesada Espinoza. Todos los derechos reservados