No me duele el mañana,
solo conozco este instante;
este infinito verano de melancolías,
melancolías silenciosas, soledad de rosas.
No me duele el mañana,
solo conozco este instante,
este infinito jueves de profunda soledad,
jueves helado, eternamente alado;
nada es nunca lo mismo,
salvo que llegues.
Incluso si beberte trae la ceguera,
las lágrimas en los suspiros,
el revés de los respiros;
no me duele sino tu ausencia,
la ausencia,
las cortinas, las calles, los horarios, los jueves;
todo se sustrae amor mío,
nada es nunca lo mismo,
salvo que llegues,
con tu alma de luz, de música y de flores.