Tu silencio ha encontrado
en el mío, el amor perdido,
ambos, siguen haciendo
lo que nosotros no pudimos.
Sigue pasando inadvertido
el tiempo vestido de ausencia
con jaspes de anhelos
de los que el viento es testigo.
Hay en el recinto de mis sueños
una ventana que mira al infinito
donde calmada retoza una laguna
que en la noche refleja tu belleza.
Me asomo y te veo nacarada
turgentes tus senos sedientos
nadando entre velos de deseo
con el dulce estilo de una diosa.
Quiero alcanzarte en el instante
en el que la libido me turba
pero estás lejos y tan etérea
como la desazón que me embriaga.
En vano, mis evocaciones,
a los dioses han sido
ante los que florecer hacen virtudes,
en vano, todo control a mis pasiones.
Tú me obligas amada
a seguir en este imposible
navío en el que navega
el amor sobre las aguas del Estigio.
¡Ay de mí! que sin esperanza
sufrir debe en el alma
la tortura de vivir en el averno
sometido, a las llamas de tu indiferencia.
Copyright © Rodolfo Dondero Rodo
27.12.17