Qué hora muere y sin hoja ciñe...
como aguda flecha en sus loores,
apenas es labio el que se encela...
en impuro dardo de amor dorado,
y zaherido vuela en su desdicha...
en pálido beso de herido abrazo,
bendito trazo... el que se anuda,
en cálido idilio... de amor soñado.