Como una estrella de luz,
que brilla como los censios de la noche,
en que el sol no dá abasto en derroche,
como un lucero que viene en trasluz,
cuando se tiene el deseo en tierra adentro,
como el olor de café, o el olor de la hierba,
y como una comarca que vá y viene en descender,
hacia la forma más exacta de percibir lo que en
siniestra queda aquí,
como una tierra adentro que advierte desolación,
cuando se da el vicio de beber en unos ojos y en un
corazón,
la luz que quiere a que en tierra adentro se siente,
como un vuelo veloz que atraviesa en forma penitente,
lo que es sentir tierra adentro en el corazón…