Santiago Miranda

Silencio, el resto es ruido

 


He olvidado cada esquina o callejuela
O quizás avenidas eran las que esperaban
Otra mítica venida, intento recordar quien era
Aquel de hace algunos minutos o días
Que mi nombre cargaba -y otra intención comunicativa-

Era aquel ya de hace una línea -dolor de estómago
Es otro, el que se retuerce ahora-

Creí que cada uno se quedaba adherido
En las calles en donde florecen sus amores
Para luego marchitarse con el paso
De otro sol o semilla, lámpara encendida
Que no se apaga
Que no se apaga
Imparable O Insoportablemente entrometida
por su razón lumínica o fuerza
Incorrompible en todos /
Los cuerpos y sus asuntos relativos a la sensibilidad corpórea

Persiguiendo siempre aquella profunda afición;
Adicción - ficción - seducción
La cumbre y quebrada de una identidad dividida
No hay identidad fija y delimitada, sino correspondencia
Entre todas las cosas, entre brebajes Baudelerianos
E impotencias, me decido a mirar las cosas
Hoy, cansado un tanto de rozarlas con la palabra
De no hacerles daño, no quebrar el sentido
Ilusorio sino con el martillo que no es mi falo
Que no está en mí, sino entre tu herida
Lamida por la belleza, en tu correspondencia desnuda