El día que te vi, tú me gustaste
al ver en tu mirada gran pureza.
Al ver la sencillez en tu belleza,
amor mío, te juro me atrapaste.
El día que te vi, tu a mí me hablaste,
y en tu voz escuché delicadeza.
Allí fue donde supe con certeza
que con facilidad me enamoraste.
El día que te vi, cobró sentido
la incomprensible vida que llevaba,
lo cual me mantenía decaído.
Ya que desde hace mucho yo esperaba
este amor que llegó desprevenido;
cumplida es la esperanza que abrigaba.