No se puede describir con las palabras
cuando alguien que amamos ya no está,
solo sientes el dolor que va creciendo
convirtiéndose en silencio y soledad.
Recordamos de su rostro la sonrisa
y sus ojos de mirada celestial,
su presencia llenaba los espacios,
era el eje y la armonía en el hogar.
Hoy se siente el vacío de su ausencia
y extrañamos su cariño, su bondad,
estará en el corazón siempre presente
por los años y años que vendrán.