Los hombres cuestionan en continuo;si Dios existe
(me incluyo, a veces)
Y Dios suele no existir sobre todo cuando el caos nos deshidrata
cuando un poder nuclear llamado entropía
desvanece a nuestro romanticismo
y nos hace omitir al idealismo enraízado desde la entraña
la visión de un imperio donde gobierna el equilibrio
sencillamente se convierte en brújula con destino a la caída libre
caemos en la trampa de creer;
que el remanso de este río es para siempre
allí, en la vorágine del desorden
el desconcierto es un clamor
que se nutre del diluvio
que emerge del desasosiego
y edifica en sus predios al resentimiento
con cimientos en la duda.
luego
Dios tiene asistencia
cuando en esta playa se apasiguan las olas
indefectiblemente
Dios vuelve a existir
y se nombra a si mismo a través de la mesura
en el retoño del remanso
es una inyección contra la incertidumbre
el caos pretende ser solo una máscara
y el azar; una ley desconocida.
y es entonces que;
nos convertimos en un péndulo
que solo conoce de dos estaciones
la creencia y la no creencia
que no sabe del verano ni del otoño.