Y es que no puedo seguir ocultando que te amo, te amo con locura y paciencia, con ternura y pasión. Te amo como las personas aman el arrebol en la playa. Se vendrán contra mí pero vales la pena vida mía. Puesto que no cambiaría la osadía de tus labios. Puesto que no tienen conocimiento de la intensidad con la que he esperado tu llegada.