Siento la dentellada de la ausencia,
y toda su indolencia,
su peso y su presencia abrumadora,
su aliento y su ambición demoledora,
soplando atronadora,
siento, su desaliento y pervivencia.
La ausencia de tu beso y su sentencia,
-equívoca insolencia-,
dictado, que al recuerdo y la deshora,
se suma, corazón, y no aminora
su efecto, y rememora
tu marcha con tu trato y mi apetencia.
Nutriéndome de ausencia y soledades,
sintiendo la orfandad de tus caricias,
ausente de noticias,
espero nada más calamidades.
¡Mi angustia y mis carencias vitalicias!,
me asedian solamente adversidades:
tu beso y sus bondades,
tu palabra, mi niña, y sus albricias.
Gonzaleja