josepablomoreno

Noche de Abril

 

Cerró la puerta de su pequeña casa con llave y se dirigió hacia el parque, necesitaba pensar, tal vez…. solo alejarse un poco de la ciudad. Mientras caminaba observaba los pálidos edificios que, a través de sus grietas y maltrechas paredes proferían gemidos de soledad, añorantes de aquel pasado en el que fueron alguna vez hermosas edificaciones. Las calles atestadas de escombros y basura, eran un hermoso palacio para las ratas y otras alimañas, que encubrían sus ojos bajo el velo de la noche. Al amparo de esta oscuridad las prostitutas parecían vírgenes en su edén y éste, era compartido con drogadictos y ladrones que atiborraban cada siniestro callejón del lugar.

 

No era difícil observar pequeñas fogatas con sus pálidas luces que luchaban como frágiles niños contra el crudo frío del germinante invierno, para poder brindarles algo de calor a esas devastadas almas azotadas por la impotencia y el frío, y en cuyas vidas no les cabía más propósito que el de poder despertar a la mañana siguiente o, en el caso de las madres, que sus pequeños hijos no sufrieran tanto al momento de su casi inminente muerte, pues los más fuertes tenian mayor posibilidad no de vivir, pero si de sobrevivir en esa paupérrima realidad en la que vivían y la que alguna vez ….vieron tan lejana. Tampoco era raro encontrarse con algunas trincheras de protesta en las cuales se hacían grandes fogatas y quemaban la bandera del país, con intenciones de repudio hacia el gobierno, esto solo eran vestigios de lo que había sido la guerra civil en la que el país se convirtió en un verdadero infierno terrenal. Estas manifestaciones eran rápidamente disipadas por las fuerzas de mando, con un par de disparos y uno que otro muerto,… era habitual.

 

Cruzando a través de estas sombras B llegó al parque, se sentó en la banca de siempre y observó el paisaje lleno de decolorados árboles que cada noche palidecían más, otros que aún luchabanpor no regalar su ultimo aliento de vida, y enmarañados arbustos maltratados por el tiempo, que junto a la escasa luz de una luna que parecía titilar ante la tenue brisa de la noche, le daba una macabra imagen.

 

B oía ese último suspiro exhalado por las infelices hojas que aún combatían y que eran vencidas por esas suaves estocadas imperceptibles, y mientras lo hacía pensaba “. Quiero desaparecer junto con el último aliento de estas hojas, deseo perpetuar mi mirada en las eternas tinieblas del tiempo y detener mis sentidos en la oscuridad de esa noche en la que ya no brillan las estrellas, pero… ¿Por qué la tibieza de mi alma vacila ante la oscura noche, y no me deja morder el plomo, ese fuego negro y desgastado? ¿Por qué tengo que ocultarme en las sombras mientras oigo esos guturales alaridos de desesperación como ensangrentadas uñas que rasguñan la cripta del vivo enterrado? Tengo miedo de actuar, ya no quiero sufrir más, creo que es suficiente con haber perdido la dulce mirada de mis hijas, las tibias caricias de Verónica, su palpable existencia se fugo, allá donde los sueños pierden sus colores, y el canto risueño de las aves teje solo melodías desgastadas y oxidadas… esta maldita guerra ”

 

 

 

Sumido en estos pensamientos B bajó la cabeza para encender un cigarrillo, pero mientras el fuego de su encendedor danzaba en la punta del cigarro algo lo detuvo. Una presencia inexplicable, un sentimiento de angustia, miles de imágenes acuchillaban su cabeza, se sentía mareado tal vez, un poco débil “El recuerdo me esta volviendo loco, creo que cada vez estoy peor” dijo con una sonrisa de resignación en los labios mientras terminaba de encenderlo. Exhaló una densa bocanada de humo y cuando este se disipó vio ante él algo inexplicable.

 

Estaba recostado boca arriba con la mirada perdida en el tiempo y las manos apoyadas en su vientre, su rostro era de una hermosura utópica, pero estaba pálido y demacrado, de su boca nacía un hilito de sangre que caía en su hombro derecho, manchando su rasgada túnica, y sus alas estaban recogidas pues también estaban desgarradas y rotas, no lo podía creer, ante él había un ángel moribundo.

 

B se puso a una distancia prudente y lo observó con los ojos muy abiertos, temblaba de pies a cabeza, pero no sabia si era por miedo o por la impresión de esa impactante imagen frente a él. La mirada de este ser volvió en si y súbitamente se posó en B, este quedo helado y sintió como si hurgaran hasta el lugar más recóndito de su mente, no podía moverse.

 

“Acércate” le dijo el ángel. La voz de esta criatura era desconocido para B, totalmente inexplicable y profunda, llego tan al fondo de él que involuntariamente unas lágrimas se escaparon de sus ojos, sentía compasión, amor y sobrecogimiento por ese agonizante ángel. No recordaba la última vez que sintió algo así, no lo entendía.

 

“El odio y la desesperanza de cada día me da de latigazos, gente con pensamientos como los tuyos son las sanguijuelas que chupan la sangre de mis entrañas y provocan mi agonía, me encuentro en la penumbra de mi decadencia” musitó con su voz casi imperceptible por sus fulminantes heridas.

 

B no sabia lo que pasaba, todavía no lo asimilaba, pero quería hacer algo, no podía dejarlo morir, por fin lo había encontrado, a la esperanza

 

“¿Que es lo que debo hacer?, pues estoy dispuesto a enmendar mi error” dijo B mientras se le quebraba la voz y parecía hipnotizado por aquella celestial figura

 

“He perdido mucha vida… necesito que me entregues parte de la tuya, lo siento” dijo el ángel conmovido y en parte avergonzado por el tamaño del favor

 

B pálido por la situación pensó un momento” toda la felicidad que siempre he buscado no la he podido encontrar por mí culpa, debería hacer algo, siempre quise hacer algo, pero me deprimía, no fui capas…”

 

“Me entregare” dijo finalmente B “por fin tengo algo por lo que morir feliz”

 

Buscó en su bolsillo y sacó su cortaplumas. Su mano temblaba, pero estaba decidido. Sin pensarlo más se hizo un corte profundo en la muñeca y comenzó a desangrarse

 

La sangre comenzó a gotear sobre el cuerpo del ángel, al llegar a este desaparecía como si su cuerpo fuera una esponja, ymilagrosamente comenzó a recuperar su color poco a poco, sus alas se regeneraban y las rasgaduras de su blanco vestido comenzaron a desaparecer.

 

B cerró sus ojos, continuo entregándose y con una sonrisa en el rostro pensó “Sé que esto no es en vano, mucha gente va a disfrutar una futura paz. Gracias al destino se cruzo nuestro camino, para que este ángel no muriera… ¿no muriera?” repitió B angustiado por el pensamiento fugaz que sobrevoló su mente

 

El corazon comenzó a palpitarle descontroladamente, y esto aceleraba su desangramiento, el temor comenzó a devorarle las entrañas y sus piernas temblaban enloquecidamente. Abrió los ojos y las piernas no le respondieron más cayendo en su propio charco de sangre.

 

El ángel había idesaparecido y estaba todo regado de rojo. B estaba desesperado no se explicaba como había caído en su locura.

 

Ya no tenía fuerza ni para llorar, se estaba muriendo y no había remedio. “Como no lo pensé, si los ángeles no mueren… ”