Ya comienza a sudar mi cuerpo enfermo,
un temblor, de mis carnes se apodera;
un dolor indecible en la cadera
me atormenta despierto y cuando duermo.
Ya mi espacio es el lecho duro y yermo
que me sirve de puente hacia otra esfera,
acaricia mi cuerpo a su manera
y soporta este soma yerto y muermo.
Un galeno barbado y ya sin pelo
se prepara jeringa y escalpelo
para dar curación al ser completo,
y se pone la mano en la cabeza
cuando mira mi cuerpo ¡qué sorpresa!
ver en cuero forrado un esqueleto.