Mi camino es la senda
fria y quebrada
que se cierra a mis pasos
dura y amarga,
es el barranco
que supero sangrando,
casi sin fuerzas.
Cada paso es un cardo
que me desgarra,
una piedra afilada
que me desangra,
es la tortura
de arrastrarme en el fango
de mi amargura.
Solamente respiro
para alcanzarte,
por llegar a esa cima
donde abrazarte,
donde me esperas,
con los ojos quemados
por tanta pena.
Pero un día radiante,
cuando despiertes,
me hallarás en tu lecho
tierno y ardiente,
desde ese día
tu vereda y la mía,
será la vida.