Sé ahora, que la más peligrosa
de mis enemigas
he sido siempre yo misma.
Y por eso a veces,
mi llanto me grita a solas…
¡Huye, huye de ese infierno
que te domina,
huye de esa hoguera
en que te quemas,
huye de ese amasijo de letras
y necios versos
con los que quieres justificarte,
adéntrate en la mujer
que te llama con desesperación
y tú… ni la escuchas!
.
No nades en aguas turbias
siempre por las dudas
con las que sueles desdecirte
y acepta que lo mejor
que puede pasarte, es poner fin
a la función de teatro
que de tu vida has representado
dentro de una bola de cristal.
Ve rauda al encuentro de esa mujer,
esa otra que nunca
sería inconclusa, ni amenazada,
ni apagada por dolorosas
imágenes y siluetas siempre negras
.
Puede que así encuentres algún
día tu propio destino.
Ese que al que veces pretendes
engañar con tus palabras,
rebosantes de metáforas y sumisos
suspiros, murmullos ahogados
en bellos paisajes, nacidos al albor
de amores imposibles.
.
Sé tú misma y olvídate de ti
al mismo tiempo,
olvídate de penas sin sentido
que te envenenan
cual conjuros de brujas malvadas,
de ésas que bailan
al vaivén de tiempos aciagos,
llenos de túneles sin salida.
Y cuando me haya encontrado,
veré mil rutas nuevas
por donde andar mi vida verde
y lo haré en volandas,
sobre tiempos sin condenas,
sueños con historia
verdadera, sentida y amada.
Pilar Gonzalez Navarro
Diciembre 2017.