¡Oh! diosa de la fortuna
que no me miras; ¿te he hecho
algo? porque nunca techo
alcanzo, no hay libra alguna.
Solo tengo mucha hambruna
y ¡cúando!, podré ser libre
de esta cadena y me vibre
de nuevo mi corazón.
¡Jugad hombres sin razón!
siempre queda el cubalibre.