Me aprecio y me estimo,
como a un viejo amigo;
con palabras tontas, no me lastimo;
y a cosas malas núnca me obligo.
Me siento a escucharme
y que el sol me acaricie.
¿Por qué he de amargarme
si veo mi canicie?
Me amo a mi mismo,
cuidándome a diario
de no ir a un abismo;
es muy necesario.
Mas bien al contrario
con gusto me premio,
pues me encomio a diario,
y busco ese gremio.
¡La vida es hermosa,
y es para vivirla,
y como a una rosa...
hay que compartirla!
Autor:Bernardo Arzate Benítez.