No te sientes en ese trono, aunque parezca cómodo podrías caer y salir lastimado, no uses esa cadena de oro quizá su brillo te esté engañando.
No silbes por lo bajo cómodamente, que tus manos están atadas a tu espalda y todo lo que tocaste se quebró lentamente, de a poco se siente el dolor.
No entiendes lo que dejaste de lado, los cambios a tu favor se desmoronan ante tus ojos, es tiempo de caer, tiempo de crecer, no todo es como queremos.
Vuelves a sentarte en el trono, mucho más triste, un poco más confundido, los que te daban la mano te dejaron de rodillas, había un león esperando sutilmente tu caída,
se nota que te convertiste en presa, el conteo regresivo llego a cero.
Leandro Conte