Para anochecer solo un instante queda.
Las nubes se van tiñendo de ausencia
y arrebol, el sol se esconde ya cansado.
Las campanas del pueblo y las completas
de las Clarisas son todo uno.
La luna de soslayo ve cómo descienden
los párpados, abrumados por el cansancio.
Su alba cornamenta se hace más radiante
con el transcurrir del tiempo.
Los moradores más rebeldes se sumen en
la fragancia nutritiva de un libro.
Otros, no seducidos aún por Morfeo, inician
los preparativos de la agreste jornada.
La noche profundiza en sí misma tanto...
que el sol ya es historia.