Pesebre de la cueva del ciego distópico. Se abre paso entre la mugre y tres perros que nerviosos lo vigilan esperando la cena. Noche de fin de año . Campanada a los lejos del pueblo de Vall d´Uixó. Angustia de las mujeres en las cocinas esperando poder servir, y ser agradables a los invitados en la última cena del año. Los mensajes de buenos deseos se cuelan en el pesebre de la cueva del ciego distópico. Y se dirige sin ver, a sus invitados ausentes pero presentes a sus ojos.
” ! Os veo a todos! ! -Habéis venido al completo; ! y me traéis un regalo!
Bienvenida sea también las buenas intenciones a este lugar de culto.
-!Oh nosotros solitarios!- más solitarios que nunca en esta noche- que puede ser oscura para nosotros, !luminosos seres! . Hoy sentimos más que nunca, en nuestro diamantino corazón , la tristeza y el peso de la soledad ; como si fuera la muerte- ! Como es eso posible! celebremos con alegría y regocijo la última cena. Estáis invitados todos los solitarios a un banquete conmigo”
Los perros del ciego distópico levantan sus colas, siente su viento, y el aroma a sangre que exhalan sus bocas. Con sus manos dotadas de una larga y sucias uñas, el ciego desgarra en paquete de mortadela. cuyas lonchas tira al suelo y cada cual coge su tajada mordiendo al otro. estruendo de bocados, gruñidos, y saliva, adoban la carne cruda.
! Excelente comienzo! -grita el ciego.
Rebuscando entre unas bolsas, aparecen varia cabezas de gallinas.
Compañeros, son desperdicios de la carnicería, verdadero manjar de noche de fin año.
suenan las cabezas partidas entre los dientes, hasta los pico de oro de los pollos son degustados. Sacando una lengua de cordero a una cabeza el ciego. Pasea con ella mientras va a por su guitarra en esta noche de paz.
– Esta lengua me es familiar, siempre le canto al amanecer.
“Despierta.
Hoy es la última cena.
Saca el perro a pasear.
Sabes que maña lo habrás dejado todo atrás.
Se sortea por todas partes,
unidad y fraternidad.
La que tú nuca has conocido.
Por eso te da todo igual.
Eres un ángel jodido.
! qué felicidad!
Pasas indiferente entre los demás.
Hoy creen tus hermanos,
que todo el mundo ríe y se abraza.
Hoy creen en el cuento tus hermanos,
de que algo viejo muere y algo nuevo nace.
Despierta.
Hoy es la última cena.
Saca el perro a pasear.
Te miraran extrañado por tu soledad.
! Son tan buenos que bromean contigo porque estás solo!
Oh solitario.
Les respondes como un ángel satisfecho de si mismo.
Será que soy un desgraciado.
! Qué felicidad!”
con alegría en el corazón, el ciego distópico, escucha las campanadas de nuevo año lleno de ternura y compasión para los que celebran el nuevo año en compañía.
Su risa baja del pesebre a la plaza del pueblo, y los plebeyos que se divierten como hombres viejos, hasta los jovenes, juran venganza, por tal desprecio a la moral que les hace el ciego distópico de preferir la orgullosa soledad, a rebajarse y ser como ellos.
Angelillo de Uixó.