Guerrero Joseph

DE MUERTE.

 

Una pasmada brisa, escudriña las cenizas que surcan la extraña, entraña del silencio que,
aviva el fuego de tu voz,
La voz, que en mi renace. Cada que te pienso.
Y te pienso cada que muero,
Cada que muero tenso junto al extenso atardecer, mas la noche: laureando el imponente cielo escarlata, divisa, cual caricia. El brillo de tus ojos, en el mas maravilloso acto desplegado sutilmente en la agazapada bóveda celeste.
Cada que muero hago de tu piel mi estadía, mi espacio, mi soledad.
De muerte serán mis odas si de ti un murmuro cruel de otra voz, te distrae de este ser profundo en su mundo desorbitado.
He aquí, querida mía.
Que!
Verso tras verso
Noche tras noche
Beso tras beso
Te haré mía.
Si es preciso la noche dará el verso y el verso sedera el beso,
Y en cada beso que del verso, como en cada noche que de un verso.
De muerte estaré.
Cada noche.
Cada beso.
En cada verso!