Desproporcional destreza
por derramar la sal
última pieza del mar sobre una herida
sangrando en una orilla encendida.
Iracundo mar del puerto
desmedidos son tus miedos
que ya no muerden
ni descienden.
Veredicto es un texto escrito
desde el infinito vacío inexplicable,
meticuloso desangre
penetrando en el desarme.
El caos irascible
sobre la piel alfombrada
enemistando contra el suelo
un pedazo suyo menos.
Y a mí que me duele estar sin ropa
corro con muy poco encuentro
pero puedo estar sola por tanto tiempo
que lo veo.
Hasta que un día, no lo tengo,
es un lindo recuerdo.
La primera vez que me asombra,
antes no me avergonzaba reconocerlo,
y heme aquí
mintiendo.
Perdí la realidad,
es miedo
hasta que lo veo.
Tampoco sé a qué me enfrento,
a quién
si de heridas estamos hechos,
cicatrices del pensamiento,
miradas que no sirven para nada
y todas aquellas palabras
que aprendieron
de rasguñar la espalda.
De vez en cuando
me siento fallecer
sobre el recuerdo
que no tengo en tu piel.
Por eso bebo
almíbar del dolor,
para no verte
en toda una canción.