“Hoy me cuesta decidir/ y qué hacer no he decidido./ Si recordar para vivir.../ u olvidar lo vivido”.
Viejo es este año que tan veloz se acaba
y el viento, que aún con energías sopla;
vieja la historia que mi abuela contaba
y todas letras que aprendí en una copla.
Viejo y tan feliz el abuelo con sus nietos,
triste otro porque ya sus nietos no están;
pregunta a la vida, aunque sean secretos,
los motivos del porqué ellos ahora se van.
Viejo y muy polvoso se nota aquel camino
en el cual algún día lejano, fuerte te abracé.
Cuando de ti bellezas me hablaba el destino
y yo besando todas sus palabras lo escuché.
Viejo el mar y siempre luce tan imponente
y aquel río que nunca se detiene por vejez.
A uno… lo acaricia la luna, probablemente
y al otro, el reflejo de tu alma… sí… tal vez.
Viejo el sueño que se hizo muy recurrente
de presentir a mi padre tan cerca… y llorar…
O a mi hermano y mi madre justo enfrente
y hablar del perdón y no saber perdonar.
Viejo y muy cansado el perro del vecino,
que ladra echado y ya no puede de pie.
Que mueve la cola si alguien amado vino
y baja sus orejas triste si ese alguien se fue.
Viejo el superhéroe vencido por tanto estrés,
ya nunca vuela ni sus súper poderes exhibe.
O aquel que marcaba la “z” que ya ni “z” es,
pues ninguna letra marca quien ya no vive.
Viejo hoy yo, aunque este poema sea nuevo,
Viejo este mundo que da vueltas porque sí.
No envejece mi alma por eterna, ahí te llevo
ni envejece mi amor… que es infinito por ti.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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