Y no me digas
que es mentira…
Si aún recuerdo
tu fuego en mis labios,
besos ardientes,
si aún mis manos
acarician tu piel.
¡No puede ser!
Hoy no me llegan
tus gemidos,
no oigo tu placer;
no me hieras,
amada mía,
no pierdo la fe.
Y no me digas
que no es verdad…
si todos los silencios
los llenaste de miel,
que todo sea mentira
yo me niego a creer.
Aún mi almohada
recuerda tus palabras,
-ésas que no olvidaré-
por mucho que mientas,
tú, tú siempre serás
para mí, mi mujer.
¡No me digas
que fue mentira
lo nuestro de ayer!