Hoy siento el alma
hervir dentro del pecho,
sin un motivo
o a caso sin saberlo.
Siento el caballo
alzarse embravecido
sin que la rienda
consiga sujetarlo,
a punto estoy
de hincarle las espuelas,
soltar bocado
y levantar el vuelo
como Pegaso
con las crines ardiendo,
buscando a dios
en medio del infierno.