RESARCIRME - II
A mi hija: María Alejandra
Esta tristeza que llevo, siento que me rasga el alma,
tantos amigos que tuve, uno a uno se esfumaron;
debo continuar la marcha, sereno y pleno de calma:
¡pagar la deuda veremos, a los que al pueblo engañaron!
Iré tranquilo escalando, sabré ascender a la palma,
mirar podré desde arriba, a quienes nos humillaron;
también viajar muy liviano, los burros lleven la enjalma:
¡por mucho esfuerzo que hicieron, al pueblo nunca callaron!
Sufre en silencio el poeta, a cuestas lleva dolores,
oír tocar las campanas, le anuncian que alguien se marcha;
sumados lleva bastantes, pesares y sinsabores:
¡se le avecina el invierno, sus pies ya pisan la escarcha!
Las letras llevan la magia, al pecho de los cantores,
en estos tiempos modernos, hablar se escucha sin gracia;
querrán los nuevos muchachos, plantarse cual los señores:
¿se imponen otras costumbres y quién le apuesta a la audacia ?
Jamás podremos poetas, copiarles tales errores,
revuelto al mundo veremos, doquier sembrado de males,
no habrá les juro quién quiera, seguirles falsos albores:
¡sería igual permitirles, el paso a tantos chacales!
La herida que me causaron, miles de vicisitudes,
está ya cicatrizando, gracias al bálsamo grande;
que tú me pusiste hija, con tus piadosas virtudes:
¡hoy Dios me ha permitido, sentir que su amor se expande!
Y que me hayas escuchado, me eleva a mis latitudes,
porque yo sé que mañana, será Jesús quien nos hable;
y desde el cielo veremos, descender cual multitudes:
¡todo aquello que perdimos, nos vendrá grande y palpable!
Hoy me siento agradecido, porque soy hija tu padre,
y al Señor también le pido, me permita resarcirme;
porque aquel día no pude, hacer que la cuenta cuadre:
¡ahora quiero entregaros, lo que es vuestro y poder irme!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino.