La mayor parte del tiempo vivo al otro lado del espejo.
Del lado donde estás vos,
allí donde el cielo es azul, y tu piel dorada,
donde la brisa es dulce
y la realidad no lo oscurece todo.
Vivo donde nace el aire que usas para respirar,
donde la música de tu risa canta con mil pájaros,
donde puedo soñar que beso tus labios,
donde imagino que te amo todo el tiempo.
Pero luego vuelvo a este lado.
El cristal se me clava en la carne al atravesarlo.
El aire es ardiente, el cielo nublado.
La realidad son negras plumas de cuervo.
La soledad es mi compañera ahora.
Atravesaré el espejo de nuevo,
y al volver quizás me traiga el azul del cielo.
los pájaros, la brisa.
Y a ti enganchado en uno de nuestros besos…