No entendiste nada, absolutamente nada,
no me quieras transformar
no soy tu madre ni voy a someterme a nada
quiero solo el espacio que merezco.
Sin perder la femeneidad.
Sin insistencias de enredos.
Sin fantasmas.
Aceptando el vértigo de la caída libre,
estando abierta al azar
en el instante infinitesimal
en que el beso
es un grito mudo en el cuerpo,
un llamado
Un grito desgarrador,
desesperante
y el nacimiento para renacer
a todos los significantes
que me habitan y te habitan
deshojando las noches.
Inscribiéndonos
en el borde la letra
liberando la palabra
sin saber porque te quiero tanto
al escuchar tu corazón.
Manè Castro Videla