En el fondo
muy en el fondo
sabiamos que encarnar esta epopeya
era como apostarle al cien tras lanzar un dado de seis caras
sin embargo
poco nos importo
ambos comprobamos que navegar en un río corto
no nos vetaba de la aventura más grande
y asi fue
hoy
nuestra odisea
nos susurra desde la bóveda celeste
aunque tu y yo nos hayamos vetado.