Sin agravio hundiste feliz en mi pecho
Agujas finas enterradas una a una.
Del dolor no sentía y qué tormento,
No sentir y sentir mucho, dentro aquí dentro.
Sin titubear rasgaste la tela de la vida
Descosiendo cada delicada hebra.
Y siendo delicadas las tiraste,
Cual si fueran la basura que queda.
Enterraste el alma donde habita el rencor
Descosiste las hebras y cosiste el temor,
Escuchaste susurros y los hiciste voz,
Llegaste como amigo y te retiras como traidor.