Había humo de cigarrillos, luces de mil colores, entre tragos las historias, de penas y desamores.
Un triste poema exclamaba, aquel acabado poeta, que una traición derrumbó, matando sueños y metas.
Entre copas de aquel bar, entre risas de tristeza, exclamaba y lloraba, agachando la cabeza.
Aquel conocido poeta, se había consumido en alcohol, al sentirse traicionado, por aquel su gran amor.
Y yo sentí que era hora, de salir de aquel lugar, de levantarme del suelo, para de nuevo empezar.
Miré al hombre balbuceando, su triste y cruel poema, y me dije lo invitaré, a salir de este dilema.
¡Vamos amigo levántate!, Deja ya esta maldición, el licor no cura heridas, menos del corazón.
Deja ya esta cantina, aquí no vas encontrar, lo que ambos necesitamos, eso vendrá al perdonar.
El acató mi consejo, y entre mis brazos lloró, juntos salimos del bar, donde nunca se regresó.
Ahora mi vida es otra, un nuevo amor encontré, y a la ingrata que hizo daño, de verdad la perdoné.
Hoy el poeta escribe, versos de bendición, habla del amor sin miedo, pues supo lo que es perdón.
J.Moscoso.
Derechos de autor reservados.
José Antonio Moscoso Vega.
Costa Rica, Puntarenas, Corredores.
29 de julio 2016.