Fenece ya el diecisiete
Año del siglo veintiuno:
Ya empaca con grande prisa
Dolores y desengaños.
Sonriente deja detrás
La experiencia, el buen sabor
De la grata adquisición de
Cariños verdaderos, que
Alimentándome el alma son
Como grandes luceros que
Alumbran la oscuridad.
Se lleva como equipaje
Rumbo al pasado querido
Los deseos alcanzados,
Los fracasos y las penas.
Me ha dejado de ganancia
Grandes afectos de amigos:
Quedará escrito en el libro
Que ha sido un año querido.
Se va, dejando en la mente
Todo lo que ha sucedido;
Se va cual se van las olas,
Dejando un espumerío.
Comienza un nuevo futuro
De desafíos y retos;
Recorreré nuevos valles:
¡Aprenderé a recorrerlos!