Instantes antes,
cauteloso y amante
siento errante
esa innata atracción
de miel y de ante.
Tu sonrisa se vuelve salada
y es que sabe
que tus curvas armadas
por tus caderas aladas
paralizan mi mirada
volviéndola presa
con su ritual
de noche cada.
Instantes antes,
instantes después
e instantes durante
bailamos al fuego
también al hielo
y cómo no,
a ese segundo eterno.