El dolor, como si fuera un río profundo, ahoga la vida.
Hunde el alma bajo el fango de la soledad.
Abre zanjas de espesor oscuro en la piel de la alegría.
Arremolina la hoja para hacerla palidecer de miedo.
Rompe en silencios el abigarrado rostro del carnaval.
Ante el dolor la noche serpentea entre las horas.
La luz se apaga ante sus espirales de furia.
Cuando el dolor se levanta sobre el cuerpo
la muerte, su hermana mayor, llena de sombras el día.