Si la muerte se curara como cualquier enfermedad,
ya no habría poesía, pues la poesía es el consuelo
de ver como se escapa la vida, como cada arruga,
cada cana, cada mirada pierde brillo y pierde vigor
la palabra, si algún día los ordenadores pensaran,
escribirían partituras, diseñarían puentes, vestidos y
¿Quien conoce el límite? copularían y todo esto sin
corazón, sn celos y sin pasión. ¿Que harían los poetas
esos eternos aprendices de la magía, si nos adelantan
las máqunas? Nuestros círculos serían cada vez más reducidos,
seríamos considerados unos rebeldes inadaptados, o quizá
representaríamos la única normalidad en un desierto de
sentimientos, seríamos los monopolizadores del alma,
aunque perderíamos todas las partidas del ajedrez contra
los perfectos ordenadores. Sería un pequeño paso para el
hombre y un gran fracaso para la humanidad.