La angostura de la noche reclutó tus iniciales,
mis sueños in fraganti, el viento, la lluvia,
un relámpago empavonado saliendo del légamo,
mi agonía, mi desvelo, mis sílabas raídas.
Nada quedó, ni virutas de luna, ni días gastados.
Lejos cuelgo un amanecer para pensarte,
ensanchado y ficticio mundo de bocas y senos.
Soy contradicción y equilibrio o blando musgo para amarte.
Un suave chispeo brota del grito de la piedra
un cometa sale de la vagina de la tierra.
Amo esta locura zoológica de gozar
con el aullido del frágil minuto senil,
con el luto de la rosa triturada,
con el párpado abierto de un día, dos, o cinco…
con la congoja enlodada mordiendo un final.
Envoltorio martillando la nada, sin sonidos,
sin luz , seco, volcado en la noche sin turbina.
Todo podría ser, lo que nada aparenta ser;
oscuridades pestilentes o goterones de espermas
árboles enjaulados o un número caído del almanaque.
Todo podría ser, lo que nada aparenta ser.
Del otro lado en la geografía azul de tu mirada
mece un paisaje lunar vestida de mí.