Mis Queridos Reyes Magos,
Los portentos del saber,
Yo no he logrado entender
El actuar de unos hermanos;
Si el oro, de sus manos
Recibimos sin querer,
El incienso del poder
Y la mirra para hallarnos;
¿Por qué sigue su dureza,
Su torpeza para actuar
Y desdeñan la pureza
Y prefieren aún matar?
Consideran gran proeza,
De Caín, llevar señal;
Yo con gusto les invito
A esta gente iluminar,
Que ya dejen de adorar
A ese áureo becerrito;
Basta de tanto loquito
Que nos busca apantallar,
Con su poder humillar
Porque nacieron muy ricos;
Iluminen su conciencia,
Con real sabiduría,
Y no con torpe inclemencia;
Basta de charlatanería
Muéstrenles lo que es la esencia,
No vulgar pedantería…